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¿Enemigos o ene... amigos?

08.10.2013 11:28

¿ENEMIGOS O ENE...AMIGOS?

Haciendo uso de los contenidos vistos anteriormente y  la ayuda de sus compañeros realice lo que le sugiere el tema.  

¿Conoces a alguien a quien podrías llamar tu enemigo?

Enumera tres cosas que consideres tienes en común con tu enemigo, o con quien menos aprecias.

¿Existe alguien a quien hayas ofendido o le hayas he4chos mal y, aúin así, te ame?

Compartimos proyectos, sueños, trabajos, fracasos y añoranzas con mles de personas. Algunas son conocidas, como nuestros familiares y amigos, y otras son completamente extrañas para nosotros. a lo largo de nuestra vida nos cruzamos con un sin número de rostros, de los cuales no sabemos casi nada. sin embargo, en ocasiones, las personas no sólo son distantes o ajenas sino que, para desgracia de todos, se convierten en enemigas nuestras porque nos han hecho algún mal, o al menos han deseado nuestra infortuna. Contrariamente a lo que parece obvio, la esperanza de la humanidad no está puesta  en el castigo que reciban nuestros aenemigos ni en el perdón que se les otorgue, sino en la capacidad que tengamos de amarlos. Este reto dificilísimo no se propone excusar los actos cometidos, sino poenr por encima de todo la humanidad de quien comente los errores.

El perdón es uno de los actos más difíciles y más hermosos de los que es capaz el ser humano.Tardamos mucho en comprenderlo y así mirarlo y, con gran esfuerzo, lo incorporamos en nuestra vida diaria. Perto al hacerlo, nos liberamos de m uchos pesos muertos que nos impiden vivir plenamente. El perdón, por tanto, es una necesidad, un requisito para poder tener una vida espiritual y psicológicamente sana. No consiste en excusar o minimizar los actos malvados, consiste en perdonar a las personas que los cometieron o planearon y, principalmente, en hacer las paces con nuestro corazón; en informarle, con ternura, que el dolor ya ha pasado, que es tiempo de darle paso a la alegría y a la fe.

Pero hay algo aún más dfícil que todo esto, algo que es casi imposible de imaginar: amar a nuestros enemigos. Sí, es posible y necesario hacerlo y  esa es la única razón por la cual podemos perdonarlos realmente. Quien afirma que perdona pero que no ama al enemigo no está entendiendo la verdadera dimension de su perdón, y lo más probable es que no haya perdonado, sino que esté haciendo grandes esfuerzos por olvidar la ofensa o a humillación. Actuar así es muy ingenuo, ya que los grandes dolores y heredidas de la vida jamás se olvidan, a menos que estemos tan locos  como para olvidar que nuestro padre fue asesinado, nueetro hermano secuestrado o un amigo ultrajado o despojado de todo, incluso de su dignidad. Nadie olvidará jamás   los crímenes de Adolfo Hitler y sus complices. Nadie olvidará los horrores de las torres gemelas ni los cuerpos cayendo por el aire. Lo que sucede es que el amor que les brindamos a nuestros enemigos es el mismo que le damos a los seres humanos. Amamos su humanidad y su capacidad recuperarse y dignificarse; no amamos sus actos ni excusamos sus crueldades, pero sabemos que todos actuamos mal en determinados momentos y que todos tenemos derecho a recapacitar, a corregir nuestros errores y a reivindicarnos con los demás.Otra cosa es que no deseemos hacer uso de estos derechos, o que nuestras faltas provengan de una insania imposible de curar. Jesús nos dice que lo sublime del amor está en amar a quienes nos maltratan, pues si amamos a quienes nos hacen bien no nos diferenciamos en nada delos malhechores.